"Que a cada sucesiva derrota hay una acercamiento a la mutación final, y que el hombre no es sino que busca ser, proyecta ser, manoteando entre palabras y conducta y alegría salpicada de sangre y otras retóricas como esta"
martes, 17 de marzo de 2009
Palabras ~
Cuando se ande descalzo, paso a paso de viento,
cuando venga del polvo la ciudad destruida,
que alguien cante una estrofa a las manos de un muerto,
que alguien diga algún verso a su espacio de vida.
Puede ser que sus restos no se distingan en la ciudad,
que la perfección de la piedra no luzca piel.
Puede ser que su sangre no mueva una astronave,
puede ser que sus huesos no sirvan para torres,
puede ser que una estrella brille más que su voz.
Ha pasado que el llanto se convierte en palabras,
ha pasado que un hombre se convierte en palabras,
palabras, palabras, palabras a granel.
Cuando la muerte sea inalcanzable y rara,
cuando un mohoso grillete repose en la vitrina,
que se dé a cada hijo una flor y una bala,
que se sepa que el mundo va sembrado de vidas.
Se sabrá que este ir y venir de piedras no se quedó,
que una lluvia lejana fue a mojar la ciudad.
Fijaremos con clavos las ventanas, los sueños,
los pedazos de tierra, la limpieza y el lodo,
las guitarras, las sillas, las piedras y el amor.
Porque ha pasado que historia se convierte en palabras,
ha pasado que el mundo se convierte en palabras,
ha pasado que todo se convierte en palabras,
palabras, palabras, palabras a granel.
Silvio Rodriguez
domingo, 1 de marzo de 2009
Fui al río
Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
-¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río!
Juan Laurentino Ortiz - Poeta argentino -