"Ay", dijo el ratón, "el mundo se está haciendo más chiquito cada día. Al principio era tan grande que yo tenía miedo, corría y corría, y me alegraba cuando al fin veía paredes a lo lejos a diestra y siniestra, pero estas largas paredes se han achicado tanto que ya estoy en la última cámara, y ahí en la esquina está la trampa a la cual yo debo caer". "Sólamente tienes que cambiar tu dirección", dijo el gato, y se lo comió.
Franz Kafka.
Estimada señorita:
ResponderEliminarPuesto que a ambos nos mueve el amor a la cultura, (he visto en su perfil que una de sus aficiones es la literatura) deseo invitarla a leer el último artículo: “María Jesús Almendro Sánchez; una escritora en ciernes”, que he colgado en mi blog. En el comento de forma breve y concisa lo difícil que es para un escritor novel abrirse camino en el mundo de la cultura nacional española.
¿Qué implica escribir?
¿Existen precios inaceptables, peajes infames a la hora de acceder el escritor, aún desconocido al escenario del reconocimiento y rechazo públicos?
Espero que mis letras sean de su agrado.
Un fuerte abrazo desde tierras canarias.
No conocía esta fábula, y eso que me encanta Kafka.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por compartirla,