Marguerite Duras
Estefanía A.
La noche se lleva al difunto, lo arrastra, sigilosamente lo cuida en sus manos oscuras lo envuelve. La noche le ofrece protección. Con este frío, con el frío de cadáver exquisito, un hijo de penas, hermano de frutos agrios dolores espinosos. Se lo ha herido, y se lo ha matado en vida y creen que con un manto de novela rosa los puntazos no se ven, pero de esos huecos desbordarán jaleas para un nuevo río. De la muerte nace vida y de la vida se va a la muerte.
Han herido un alma y por cada daga volverán cinco no dispuestas a matar, a recuperar lo robado, desgraciados momentos, desgraciado sol que todo lo quiere esconder, es la noche la que revela los misterios alumbrándolos, es la noche, hija de la verdad, la que despierta a las razones y a las pasiones. Es mujer y su instinto lo revela, abraza, como madre, al dolido y alumbra al opresor maldiciendo su consciencia. Palabras azules, adornan a los muertos, acarician, sólo ella los recoge y los levanta hacia la dignidad.
Han herido un alma y por cada daga volverán cinco no dispuestas a matar, a recuperar lo robado, desgraciados momentos, desgraciado sol que todo lo quiere esconder, es la noche la que revela los misterios alumbrándolos, es la noche, hija de la verdad, la que despierta a las razones y a las pasiones. Es mujer y su instinto lo revela, abraza, como madre, al dolido y alumbra al opresor maldiciendo su consciencia. Palabras azules, adornan a los muertos, acarician, sólo ella los recoge y los levanta hacia la dignidad.
Estefanía A.
Y si, como decía Lacan, el amor parte de la ausencia, no tendría por qué sorprendernos que la escritura también surja de esta. Lo que Saramago tal vez diría que es "como una invalidez del lenguaje".
ResponderEliminar¿Qué película italiana es la de abajo del blog?
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