martes, 4 de mayo de 2010

- ¿Crees que realmente es así? -decía con una aflicción tan conmovedora como divertida-. ¿Por qué sonríes? Siempre sonríes ante las cosas más serias. ¡Ah, sin embargo deberías estar triste! Si más tarde llegó a conocerme habrá comprendido que para todos los que sienten profundamente y tienen una aguda conciencia del inextrincable laberinto del pensamiento humano, sólo hay una respuesta posible: la ternura irónica, el silencio.

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